
El lápiz no utiliza ni baterías ni cable. Si se es un antiguo usuario de este tipo de tabletas, como yo que las vengo utilizando desde que eran “gigantes” y tenían el característico color beige de las computadoras de antaño, se sorprenderán con la posibilidad de modificar las puntas del lápiz, gracias a un set de diez puntas extras intercambiables, y unas arandelas que sirven para identificar distintos usuarios. Recordando el pasado, no tan lejano, se puede hacer un parangón con las famosas lapiceras Rotring -producto alemán cuyo nombre significa en su lengua natal “Anillo Rojo” (Rot Ring), símbolo que es el logotipo de la marca y aparece rodeando cada lapicera- con sus arandelas de color y numeración de distintos trazos.
Las puntas, junto a una especie de “anillo” con propiedades de pinza que sirve como herramienta para cambiarlas, vienen prolijamente guardadas en el interior del lapicero, el cual, además del típico agujero para introducir el lápiz, posee unas hendiduras que permiten apoyarlo. Estas puntas vienen clasificadas por colores y se podría decir que las negras son las tradicionales, las grises son las ideales para utilizar como pinceles y la gris, con punta blanca, es la correcta para utilizar a modo de lápiz, gracias a su textura que emula el deslizar del grafito. Por último, la frutilla del postre: la punta blanca. Ésta nueva punta viene con un resorte acoplado que permite aprovechar al máximo los 2.048 modos de presión. Exactamente el doble de sensibilidad que sus antecesoras. En el siguiente video atestiguaremos del uso de las tablets en educación
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